“La crisis ambiental que actualmente oprime al planeta es la consecuencia del consumo excesivo de recursos por parte de los humanos. La evidencia es considerable y aumenta conforme la degradación elevada y la pérdida de hábitat y especies comprometen la integridad de diversos ecosistemas que sostienen la calidad de vida de billones de personas a nivel mundial”, manifiesta Corey Bradshaw, líder de un nuevo estudio de la Universidad del Instituto Ambiental Adeleide en Australia, que ha categorizado a la mayoría de los países de acuerdo a su impacto ambiental.
El estudio, titulado “Evaluando el Impacto Ambiental Relativo de los Países”, utiliza siete indicadores de degeneración ambiental: pérdida de bosques, conversión de hábitat, captura marina, uso de fertilizantes, contaminación de agua, emisiones de carbono y venta de especies. A diferencia de clasificaciones existentes, el estudio evade, deliberadamente datos de salud y economía, enfocándose en datos específicos del impacto ambiental. Otras variables -como la caza para comida, calidad de hábitat de arrecifes de coral, pérdida de pasto marino, degradación de hábitat de agua dulce, pesca ilegal, patrones de amenaza para invertebradas y algunas formas de emisiones de gas invernadero- fuero excluídas debido a la falta de datos específicos de parte de cada país.